Te lo diré todo

Mucha gente coincide en que comunico bien, que logro transmitir las emociones, que plasmo bien la idea, que tengo una buena intuición y que todo eso me conecta con la gente y consigo llegar, emocionar.

Eso dicen, si. Y yo muchas veces me lo creo y dejo que mi ego vaya cogiendo quilos y más quilos, así no escucho esa otra vocecita, que suele ser más lista que el ego, pero como es lógico, menos pretenciosa.

Os aseguro que creía que había aprendido a compartir esas cosas mías; mis rarezas. Pensaba que perder mi ojo derecho hace poco más de un año me había hecho comprender que compartir miedos, temores, mal estar y dudas era la clave para avanzar, crecer y construir des de una base sólida.

Se ve que eso aún no lo hago del todo bien… Si es cierto que aprendí a dejarme consolar, a llorar y a mostrar cierta dosis de fragilidad al mundo y a pedir y recibir esos abrazos que lo reconstruyen todo.

Sin embargo, hay un tema no resuelto en toda esta situación: No soy capaz de explicar a quién quiero por qué me siento mal, qué me está preocupando y que es lo que me incomoda; y eso se traduce en mal humor, mudismo repentino y la idiotez más profunda.

Y hoy, y aquí aparece la solución a este problema: Mis debilidades. Resulta que sigo pensando que no son cosa mía, (o quizás ya pueda empezar a decir que “pensaba que no eran cosa mía”).

Cuesta llegar a la conclusión de que uno no “es débil”, sino que “tiene debilidades”. Atentos al matiz porque es importante: El que siente que es débil y no se lo permite tiende a esforzarse para mantener las apariencias, mantenerse fuerte ante el mundo. O al menos eso es lo que he hecho yo durante todos estos años.

También hay quien se lo cree tanto que deja de luchar por lo que quiere y se deja llevar por la corriente.
No obstante, el que sabe que tiene debilidades es capaz de aceptarlas, de reconocerlas y seguir respetándose y queriéndose pese a ellas.

¿A que es mucho más fácil des de ese segundo punto de vista dejar de ser superman o superwoman de tu vida?

Y yo pensando que el mundo me necesitaba para salvarlo de sus miserias: ser su paño de lágrimas y su bufón. Suerte que me he dado cuenta a tiempo, ahora que aún soy joven, y así me voy ahorrando la crisis de los 30…

Creo que el siguiente paso es dejar de escribir esto y agradecerle a mi blog su función terapéutica para acercarme al sofá y a esa persona que tanto me quiere y permitirle ver mis miedos, mis dudas y mis rarezas.

No será un gran paso para la humanidad, pero si habré aprendido a comunicar más allá de mi trabajo, en mi vida personal.

abrazo

1 comentario en “Te lo diré todo

  1. Un fantàstic sofà ajuda a compartir. Tu tens el sofà, les persones que t’estimen i una gran capacitat de comunicar i de créixer en cada contratemps. Proud of you!

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